martes, noviembre 15, 2011

Nuevo blog

Me he ido virtualmente a http://frutodeltiempo.blogspot.com/
Nuevo blog nacido de las circunstancias, pero necesario para cerrar este ciclo.

Elizabeth Villa

lunes, febrero 21, 2011

Nueva lista de libros por leer

a. Cuentos de John Cheever. Qué lata, no sé cómo se me ocurrió comprar el libro: resquicios de la euforia minimalista poblana.
b. El rayo Macoy, conocer a Heredia en su tinta.
c. Cathedral. El master Carver.
d. Las edades de Lulú. ¡Qué se ponga jariosa la cosa un rato!
e. Chin Chin el teporocho. Hicarle el diente a la narrativa tepiteña.

El orden parece indicarme el corazón entre Macoy y Carver. La decisión, pero será espontánea. En esta clase de lecturas siempre no obligadas. Perdón por la sintaxis. Deliberada fue.

jueves, octubre 28, 2010

Daniel Craig

sábado, octubre 09, 2010

Benzulul y el camino

" Benzulul no temía al camino. No podía tener miedo de la tierra que conocía sus pasos. Su cuerpo había quedado, poco a poco, sembrado en el camino. Primero, sólo el sudor, después sus huellas, después sus palabras. Después todo él. Benzulul no temía al camino pero sintió alegría de llegar al pueblo. Las noches de luna le ponían sobre aviso."

Eraclio Zepeda

domingo, octubre 03, 2010

Leer mientras lavas, excelente trabajo de Aleida Villa


Una vez lavaba en la lavandería de mi fraccionamiento residencial y a falta de lectura me puse a leer el espacio y las personas. Siempre preparo mi ropa en casa, mis jabones y líquidos y me propongo echar un libro en el canasto antes de salir pero siempre lo olvido y mi castigo es leer pedazos de revistas de Vanidades y TV novelas de años pasados.

Leía en una ocasión mientras doblaba ropa, los rostros neutros y el espacio blanco y un chispazo de creatividad golpeó mi mente: ¿Porque no traer los libros del programa de lectura aquí? No se porque no se me había ocurrido antes si es perfecto: El ciclo de lavado de una carga de ropa va entre 28 y 30 minutos. Al terminar de lavar sacas tu ropa y la llevas a la secadora que te da entre 17 o 20 minutos, dependiendo del peso de la carga. Estas obligado entonces a permanecer al tanto de tu ropa por más o menos 50 minutos una o dos veces a la semana, dependiendo del numero de personas en tu familia.


Si vas a invertir 50 minutos en estar sentado sin hacer nada mas que ver tus chones y pantalones girar y girar, que mejor momento para tomar un libro.


Tímidamente y con el corazón latiendo a mil por hora en el pecho le comenté al encargado de la lavandería que yo era promotora de lectura y pedí permiso para traer mi colección de libros. Afortunadamente me topé frente a otro ávido lector que aceptó. Y así nació el programa "Lee mientras lavas"


Escogí 40 obras que consideré se podían leer de principio a fin en un lapso de 30 a 40 minutos: poesía, ensayo, cuento, crónica y literatura infantil. A cada libro le puse una serie de sencillas instrucciones en la primera hoja que decían:

L E E M I E N T R A S L A V A S
1.- Disfruta de una lectura mientras lavas.
2.- Retorna el libro al estante al terminar.
3.- Cuidar su calidad asegura que lo disfrutes en tu próxima visita.
Por favor no te lo lleves para que otros disfruten del libro también.


Los puse en un estante de CD's que tenia abandonado atrás de la casa y listo, era todo para empezar.

Al llegar a la lavandería el joven me había preparado ya un espacio frente a la ventana. Los colocamos y esperamos por lo que pareció una larga semana para ver cual había sido el resultado.


Regresé una semana después esperando encontrar en el estante algunos 20 libros y uno que otro daño material. Pero mi sorpresa fue encontrar los 40 ejemplares con una que otra arruga de uso (esas arrugas buenas tan solo causadas por la feliz lectura) me encontré también con un joven satisfecho que me informó el programa había funcionado. La gente estaba más tranquila, los hombres habían hecho buenos comentarios, los niños leían y corrían menos, y la televisión había permanecido más tiempo apagada. Funcionó.


¿Que he aprendido de todo esto? Que dada la oportunidad todos leemos, no importa dónde sea, no importa quien seamos. Si hay revistas viejas leemos revistas viejas, si hay tele vemos tele, pero si hay libros buenos nos convertimos en lectores de libros buenos.
Aprendí también que no hay que temerle a los espacios. Igual puede ser en una sala de belleza, en el papel de un kilo de tortillas de una tortillería, en una funeraria caray!! solo ponlos y deja que los libros hagan su trabajo. Deja que los libros hablen.

Ahora voy por mi segunda lavandería y te invito a hacer lo mismo en tu calle, colonia, ciudad. ¿Te animas? ¿En dónde se te ocurre? Demos vida a los espacios de espera.

Saludos.
Aleida
www.proleti.blogspot.com

viernes, octubre 01, 2010

Una casa propia

No un piso. No un departamento interior. No la casa de un hombre. Ni la de un papacito. Una casa que sea mía. Con mi porche y mi almohada, mis bonitas petunias púrpura. Mis libros y mis cuentos. Mis dos zapatos esperando junto a la cama. Nadie a quien amenazar con un palo. Nada que recogerle a nadie.
Sólo una casa callada como la nieve, un espacio al cual llegar, limpia como la hoja antes del poema.

Sandra Cisneros

domingo, septiembre 26, 2010

De sabidurías

"La sabiduría que llega a alcanzarse a través de una relación profunda, establecida a lo largo de la vida, con lo estético no puede ser reproducida, me atrevo a decir, por ningún otro modo de autenticidad"

Susan Sontag