lunes, junio 25, 2007

Intertextos Puebla/ Tijuana, 6:00 a.m.

Reunión con mujeres hasta el amanecer. Definitivamente, debo volver a casa. O a lo que por el momento es mi casa. Así que despierto a Mago para que me abra el cancel. Intertexto: esta es una escena ya vivida, despierto a las seis de la mañana, después de una re-unión con el hombre. Pero no es Mago quien me abre la puerta, es el mismo hombre con el que he estado y a quien ahora molesta le pido que abra pronto la puerta.

Camino hacia la casa. Ni los tamaleros se han aparecido a vender a esta hora. Somos yo y mi desvelo quienes transitamos agolpadamente calles de cuatrocientos años. Intertexto: somos Lucila y yo dentro de un Ford Aspire, a casi cien kilómetros por hora, atravesando el Oeste para llegar al Este de la ciudad. El deseo de llegar antes del alba es una razón absurda para evitar las disculpas.

En el umbral. Atravieso el umbral de la puerta, nunca la llave para abrir es tan la llave para abrir como en estas horas. Deben ser por lo menos seis y media. Temor. Eliézer duerme plácidamente. Intertexto. Atravieso el patio de nuestra casa. Abro la puerta, Eliézer está despierto en la cama. Mis arrebatos por disculparme se vuelven cómicos trastabilleos contra una silla. Me invita a dormir. El menudo que comeremos en unas horas y las caricias harán el resto de la mañana.