jueves, octubre 18, 2007

Literatura y Referencialidad

La relación entre el discurso literario y el discurso factual
Kenia Aubry http://free.corefusion.net/Free/coincidir/home.nsf/pages/art10103 fecha de consulta 18 de octubre 2007.

La ficción literaria ha podido ir más allá que muchos tratados de antropología o estudios sociológicos en la percepción de la realidad [...] al verbalizar y simbolizar hechos y problemas que no siempre se concientizan o expresan abiertamente en otros géneros.
Fernando Ainsa
Mucho se ha escrito referente al tema de la relación entre la literatura y la sociedad; la bibliografía al respecto es amplia, con diversos enfoques y puntos de vista dentro de la crítica literaria de nuestros días. Para nosotros el discurso literario de una seriedad indiscutible guarda una relación específica con el contexto del mundo vital, particularmente, nos referimos a hechos que son propios de otros discursos tales como el histórico, testimonial, periodístico, antropológico, entre otros, es decir, a discursos cuyo contenido proviene directamente de una fuente factual, con otras palabras, de hechos "reales". Sin embargo, la relación no es estrecha en sentido estricto, ni ajena en su totalidad, y al respecto disertaremos en estas breves reflexiones.Nadie puede negar que la literatura es parte de la cultura, como tampoco puede negarse la relación entre la cultura y la sociedad. Aunque conviene precisar algunos aspectos que no siempre resultan del todo evidentes: la literatura es una manifestación sociocultural, mantiene relación con los diversos niveles de la vida social, y en su peculiaridad de comunicación verbal, se integra al conjunto de hechos culturales.De esta manera, al igual que otros discursos, posee un valor cognitivo de relevancia significativa, al tiempo que guarda una relación específica con el contexto. Pero el discurso literario al crear mundos posibles, no se halla sujeto al criterio de verdad o falsedad, sino a la suspensión que exige del mismo, necesaria para instaurar un mundo posible y su constitución semántica, diferentes al mundo cotidiano. Sobre esta suspensión descansa la constitución o instauración de su función estética.La verdad como presencia y la verdad como correspondencia, son elementos propios de discursos como el cotidiano y el científico, por lo que necesitan establecer una asociación entre referencialidad y realidad. Por ejemplo, si como discurso cotidiano afirmamos que "el árbol está seco" y corresponde con la realidad, estamos ante una verdad como correspondencia debido a que la referencialidad se da al momento. Pero en el caso del discurso literario esta tesis no es aplicable, pues ante todo el discurso literario es una imitación mediante el lenguaje de aquellas cosas que no tienen necesariamente que haber existido. O bien, los textos literarios como explica Iser se diferencian de todos aquellos textos, que hacen comunicable o representan un objeto el cual posee una existencia independiente del texto. "Cuando el texto habla de un objeto que existe fuera de él con la misma determinación, entonces ofrece sólo una explicación de ese objeto" (Iser, 1987: 102). Por esto, los textos literarios no establecen una correspondencia exacta con el mundo vital, sino que genera sus objetos, a partir de los elementos que se encuentran en él, o dicho sea de otra manera, es la representación de reacciones a objetos. Con lo que no podemos dejar de reconocer que los elementos manifiestos en la literatura, juegan un papel en nuestra experiencia.Destaquemos que las situaciones del mundo cotidiano son siempre reales, mientras que los textos literarios son, ante todo, "fictivos". Al respecto, Paul Ricoeur hace resaltar como instancias fundamentales del discurso literario, no sólo la ficción, sino también la mímesis. Cuando se hace referencia a la mímesis en literatura argumenta Ricoeur se tiende a traducirla como imitación en el sentido de copia de algún modelo existente de la realidad. Sin embargo, la mímesis lo que imita "no es la efectividad de los eventos sino su estructura lógica, su significación […] es una reduplicación de la realidad […] una especie de metáfora de la realidad" (Ricoeur, 1994: 90).En cuanto a la naturaleza del término "fictivo", apunta el teórico que las ficciones son aquellas que "reorganizan" el mundo en función de las obras y esas obras en función del mundo o, para emplear un vocabulario que pertenece más bien a la epistemología de los modelos y no de la teoría estética, las ficciones redescriben lo que el lenguaje convencional ya ha descrito: Lo fictivo no se refiere a la realidad en una forma reproductiva, como prescritas por ellas. En este sentido, una obra literaria […] no es una obra sin referencia, sino una obra con referencia desdoblada, una obra cuya última referencia tiene por condición una suspensión de la referencia del lenguaje convencional. (1994: 93-94)Lo anterior, nos conduce a afirmar que si remitimos la literatura a tan sólo un proyectar de la realidad, francamente, perdería su verdadero sentido y por lo mismo, resultaría equiparable a otros discursos cuyos códigos veridictivos, sí pretenden tal finalidad. Aquí es fundamental la competencia lectora, pues mientras que el texto literario no posea su realidad en el mundo de los objetos, sino en la fantasía de su lector, tiene una ventaja sobre todos los textos que quieran hacer una afirmación sobre el significado o la verdad.

La narrativización de hechos "reales"Ahora bien, lo explicado anteriormente no exime al discurso literario de poder ingresar a su corpus hechos o acontecimientos reales, es decir, sucesos, acontecimientos y situaciones sociales que se presentan al interior del contexto sociocultural, pues implicaría la negación de esta disciplina como fuente de comunicación y conocimiento. De antemano, sabemos que la literatura se nutre de los elementos de la realidad cotidiana, que los materiales que utiliza provienen esencialmente de la sociedad, de la historia de la sociedad. Resulta inconcebible escribir el texto más mínimo sin que por él, de un modo u otro, pase la historia y, desde luego, la sociedad [...] Sin embargo, existe esa mediatización de la forma, la cual determina que la obra literaria no sea jamás un reflejo puro y simple de la sociedad. Resulta muy difícil analizar una obra literaria en términos de puro reflejo. Esto nunca da buenos resultados. (Barthes y Hombravella, 1997: 5, 6)Atendiendo a las palabras de Barthes, nos damos cuenta de que la literatura aunque se nutre de la realidad cotidiana no mantiene una referencialidad directa con ella. Sin embargo, sabemos también de la existencia de un gran número de discursos literarios que se nutren de hechos "reales" o de procedencia factual, es el caso de las novelas denominadas de la Revolución Mexicana, o bien, relatos como Los pasos de López de Jorge Ibargüengoitia, que aborda uno de los pasajes de la Independencia de México: "La Conspiración de Querétaro", o Charras de Hernán Lara Zavala que es la versión literaria de un crimen político perpetuado en Yucatán, por señalar algunas. Todos estos discursos refieren situaciones sociales que se han presentado al interior del contexto sociocultural mexicano, con otras palabras, que han sucedido en la realidad; sin embargo, los eventos ingresan al discurso literario en forma narrativizada, polarizando así la situación real en sustitución de la intencionalidad instaurada en el propio discurso. Y aunque estos relatos que se valen de hechos reales producen un efecto de lectura que llamaríamos de "objetividad fuerte"; [no abandonan] por ello, su intencionalidad de ser un discurso estético (1998: 76).En este sentido podemos afirmar que el discurso literario, a diferencia de otros discursos, se adjudica los elementos de la realidad, sean o no de naturaleza factual, no para hacer un reflejo burdo de ésta, sino para redescribirla, para interpretar un mundo.Como vemos, el discurso estético tiene la autoridad para articular su corpus con los elementos del mundo vital y también acaparar o, mejor, de adueñarse de otros códigos discursivos (como el historiográfico, periodístico, testimonial, antrolológico, por mencionar algunos) sin alterar los propios; en contraste, los subordina de acuerdo a su intencionalidad estética. De ahí que esta disciplina se precie de encontrar, cada vez más, nuevos modos de narrar.Sobre esta línea de discusión, el libro Relato: historia y ficción de Paul Ricoeur, prueba la tesis en cuanto a los puntos de intersección y las líneas de divergencia entre el relato ficticio y el relato histórico, que retomaremos a grosso modo.Aún cuando los textos literarios, específicamente nos referimos a los que articulan su corpus con hechos factuales, intercalan en su discurso otros textos "objetivos" (como cartas, memorias, etc.) todos ellos ingresarán a la sustancia del contenido como "material" para recibir un tratamiento semiótico que los integrará a un nuevo sistema. En cambio, "por más fictivo que pueda ser el texto histórico, su pretensión es ser una representación de la realidad. En otras palabras la historia es a la vez un artefacto literario en la medida en que, a la manera de todos los textos literarios, tienden a asumir el estatuto de un sistema autosuficiente de símbolos. Y es una representación de la realidad en la medida en que el mundo que describe pretende valer para los casos efectivos del mundo real" (Ricoeur, 1994:88).Otra ventaja y diferencia del discurso literario con el histórico es que el primero no necesita justificar las fuentes que utiliza con notas al pie de página o bibliografía de referencia. Esto se fundamenta en lo que aclara Ricoeur:
Los documentos y archivos son las "fuentes" de verificación y falsificación para la investigación histórica. Por otra parte, los relatos de ficción ignoran la tarea de dar pruebas de esta clase. Incluso, si se sugiere que la imaginación sirve de archivo al relato de ficción, entendiendo por imaginación, el depósito de tradiciones orales y escritas, ignora la dura labor de cotejarse con los documentos, e incluso de establecerlos en función de las preguntas que se le han hecho. En este sentido, la imaginación no tiene "hechos" a demostrar. ( 1994: 84)De este modo, la fusión de diversos discursos de naturaleza factual con la ficción no es problemática, al contrario, se complementan con el objeto de representar, cada quien de acuerdo a sus códigos veridíctivos, la realidad manifiesta. En este sentido, Ricoeur explica con el discurso histórico, que sólo la historia puede articular la pretensión referencial de acuerdo a las reglas de la evidencia común a todo el mundo de las ciencias: En el sentido convencional, ligado a la palabra "verdad" por la familiaridad con el mundo de las ciencias, sólo el conocimiento histórico puede enunciar su pretensión referencial como una pretensión a la "verdad" […] los relatos de ficción pueden alcanzar pretensión referencial de otro tipo, de acuerdo con la referencia desdoblada del discurso poético, que no es otra que la de redescribir la realidad según las estructuras simbólicas de la ficción". (1994: 95)
Con la cita anterior, apunta el teórico que la historia, como otro tipo de discursos, al abrirnos lo diferente, nos conduce a lo posible, mientras que la ficción, al representarnos lo irreal, nos lleva a lo esencial, o bien a referirse a aspectos inabordables para otros discursos. En síntesis, digamos que la literatura, como todo arte, es la producción de un mundo alternativo dentro del mundo real, porque apropiándonos de las palabras de Ricardo Reis, personaje de la novela El año de la muerte de Ricardo Reis de José Saramago, la realidad no soporta su reflejo. Sólo otra realidad, cualquiera que sea, puede colocarse en vez de aquella que se quiso expresar, y, siendo diferentes entre sí, mutuamente se muestran, explican y enumeran, la realidad como invención que fue, la invención como realidad que será.

Bibliografía
Barthes, Roland y Francisco Hombravella1997 "Qué es la literatura" en la Antología elaborada para la Especialidad en la enseñanza de la literatura. Universidad Autónoma de Campeche.

Prada Oropeza, Renato.1998 Los sentidos del símbolo II. México, Universidad Iberoamericana, Colección Lupus Inguisitor.Iser, Wolfgang1993 "La estructura apelativa de los textos" en En busca del texto. Teoría de la recepción. México, UNAM.

Ricoeur, Paul1994 Relato: historia y ficción. Zacatecas, México, Dosfilos Editores.

miércoles, octubre 10, 2007

En Tijuana


jueves 25 de octubre. cecut. antologia de poesía erótica femenina. donde aparezco. je!

En Puebla